Estudio de calidad de las papillas para bebé comeciales

By Aprendiendo a ser mami - junio 09, 2019


Hola mamis! yo como mamá primeriza me entró la curiosidad si las papillas para bebé ¿son buenas? ¿Les estoy dando las suficientes proteínas? ¿Sólo contienen azúcar 
?

Eh estado leyendo un estudio de calidad de la PROFECO y he llegado a las siguientes conclusiones. 


La transición desde la lactancia materna hasta el consumo de los alimentos es un periodo delicado. La alimentación en el primer año de vida es crucial en el desarrollo del bebé, ya que su crecimiento se acelera y las necesidades nutrimentales son mayores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que, además de leche materna, a los seis meses se empiece a dar a los lactantes alimentos complementarios. De inicio, se introducen los alimentos semisólidos: purés caseros o comerciales. A medida que el bebé madura, el alimento se le proporciona picado (cuando rebasa los nueve meses). Es de vital importancia que a partir de los 6 meses no este tan licuada su papilla sino después no va a querer masticar los alimentos.

Los “pininos” de la alimentación deben realizarse de manera paulatina. Nunca sustituyas una toma de leche: compleméntala según las recomendaciones del pediatra. Lo primero, para educar el gusto, son las frutas, y es preferible evitar las más alergénicas, como la fresa y el melón. Por otro lado, los bebés de menos de seis meses son muy sensibles a los cambios bruscos y pueden sufrir intolerancias y alergias alimentarias, digamos, al gluten (una fracción proteica propia de cereales como trigo, cebada y avena). Las carnes pueden introducirse a partir del séptimo mes; el pescado y el huevo, hasta después del primer año de vida. Con respecto al tan discutido asunto del azúcar, es casi obvio que existe una predisposición natural del bebé a lo dulce, puesto que la leche materna lo es. 

La digestión de los bebés menores de seis meses cuenta con enzimas que le permiten digerir azúcares como la lactosa (azúcar de la leche) y la sacarosa (azúcar común). Sin embargo, antes de los tres o cuatro meses de edad posee baja capacidad para digerir hidratos de carbono complejos (harinas y almidones). Se ha demostrado que los bebés que ingieren grandes cantidades de azúcar durante los primeros meses, la siguen consumiendo a lo largo de su vida. ¿Qué hay de la sal? Ni hablar, las papilas gustativas del bebé son muy sensibles y lo mejor es ofrecerle alimentos sin sal para que empiece a degustar los sabores naturales. Sí, el sodio es un mineral que se requiere en la dieta, pero los riñones de los bebés todavía no son maduros y se les dificulta eliminar orina concentrada. El hábito de consumo de sal a la larga causa problemas de hipertensión en adultos.


 Analizaron  el etiquetado, la composición nutrimental y el estado higiénico de 51 muestras de alimentos infantiles envasados de varias frutas, así como de algunos vegetales. También de carne adicionada con cereales y/o verduras de las marcas existentes en el mercado: Gerber y Heinz. Todo esto se comparó con el aporte nutrimental que puede dar un alimento infantil preparado en casa.







Lo casero versus lo comercial

¿Qué podemos sacar en claro? Según la marca y el tipo de alimento, en productos para después de los seis meses se adicionan almidón y azúcar, lo que sin duda contribuye al aporte calórico. De las muestras analizadas, la cantidad de almidón adicionado va de 0.8 a 5% El aporte calórico varía en relación con los ingredientes con los que se elaboró el alimento. Los de verdura son, por supuesto, menos calóricos que los de fruta o los que tienen pollo y arroz. Por eso es importante que sigas las recomendaciones de tu pediatra para que tu bebé coma de acuerdo con sus necesidades. Como era de esperar, el contenido de proteína y grasa en alimentos infantiles a base de vegetales y frutas es mínimo; sin embargo, el aporte de estos nutrimentos es notorio en las papillas con carne y cereales. No tan “proteínicos” como dicen De los alimentos infantiles analizados, los de la marca Heinz, preparados a base de carne o pollo, presumen ser altos en proteínas (2.23 a 4.12 g). En realidad, aportan menos o igual cantidad que las demás. Por cierto: la ingesta diaria de proteínas recomendada para niños de seis a 11 meses de edad, establecida por el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, es de 14 g. La delicada sal Fue notoria la adición de sodio en alimentos para ser consumidos a partir de los seis meses. En todos los casos, el contenido se encuentra dentro de los requisitos señalados por norma (200 mg / 100 g de producto).

Si hablamos de cualidades prácticas, las papillas comerciales son idóneas. Llevar una papilla hecha en casa a todas las salidas con el bebé, implica asegurarse de que la conservación será adecuada durante un buen rato. En estos casos es preferible utilizar las papillas comerciales, que están elaboradas con controles de calidad. Los alimentos infantiles industrializados están elaborados bajo un proceso especial que permite la retención de sus valores nutricionales, pues se procesan a la temperatura precisa y durante el tiempo exacto. Este control permite conservar las vitaminas, las proteínas y los minerales de vegetales, frutas y carnes. El proceso resulta a veces difícil de lograr en casa, pues un aumento en el tiempo o en la temperatura de cocción puede provocar pérdida de nutrimentos. La gran ventaja de las papillas caseras es que en ellas se puede eliminar la adición de azúcares y almidones y controlar la cantidad de sal, ingredientes que la OMS recomienda controlar. Ahora, la comparación que hicimos en el laboratorio... El aporte nutrimental de las papillas preparadas en casa a base de fruta y vegetales es similar a los valores que proporciona un alimento industrializado que no ha sido adicionado con azúcares o almidones. No sucede lo mismo con las preparadas con pollo con cereal y vegetal, donde fue notoria la diferencia con las envasadas en una fábrica. Esto puede ser debido a que en la casera usamos pechuga de pollo sin grasa y no le adicionamos sal ni almidón. El aporte nutrimental depende de los ingredientes y cantidades utilizados para elaborarla. Eso sí: nuestras papillas caseras tenían menor consistencia.

Si preparas papillas en casa, ten cuidado de no adicionar azúcar y controla también la sal. Aunque a ti te parezca insípido, tu bebé debe empezar a conocer el sabor natural de los alimentos. De esta manera lo estás “programando” para aceptar los alimentos con menor contenido de sabores dulces o salados, y así no desarrollará una preferencia exagerada por la sal y las golosinas, lo que reduce el riesgo de sobrepeso o hipertensión. Afirman los expertos que un bebé sano triplica el peso que tuvo al nacer y duplica su estatura al cumplir su primer año de vida. Este crecimiento acelerado demanda nutrimentos y una cantidad adecuada de calorías; sin embargo, cuando los alimentos ricos en carbohidratos se suministran en exceso, es muy factible que tu bebé engorde demasiado. En casa las papillas deben ser preparadas con un tiempo de cocción que permita que se suavicen las verduras o frutas, pero debes evitar que se sobrecalienten, pues perderán propiedades. Verifica la fecha de vencimiento del envase y revisa que el botón de seguridad se encuentre hundido. Cerciórate de que al abrir el envase se escuche el sonido “pop”, el cual garantiza que ha estado al vacío. Si alimentas a tu bebé directamente del frasco, debes desechar las sobras. La combinación de la comida con la saliva del bebé puede generar bacterias.



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